Desde su casa en Los Melara, un cantón clavado en las montañas de Chalatenango, El Salvador, Evelyn Laínez recuerda con dolor a su esposo Milton Melara, quien murió el 27 de marzo de 2023, tras un incendio en la estación migratoria, en la fronteriza Ciudad Juárez, en el norte de México.
“Milton era agricultor, trabajaba en las siembras. Sembraba maíz y frijol”, asegura Evelyn.
Milton, como miles de salvadoreños, emigró hacia Estados Unidos en busca de una mejor vida para su familia.
“Él emigró porque quería hacer su casa y para darle un mejor futuro a su hijo”
Dice con pesar su compañera de vida, Evelyn.
El hijo de los esposos Melara tenía apenas 4 años y medio cuando Milton decidió arriesgar su vida, a través de Guatemala y México, para llegar a su destino final, Estados Unidos.
“Milton se iba comunicando con nosotros en todo el camino, hasta que llegó a Ciudad Juárez”, cuenta la mujer chalateca.
El migrante salvadoreño le enviaba mensajes de audio con regularidad, hasta que un día, Evelyn escuchó su voz por última vez.
“A él lo tenían en una bodega. Un sábado a las 6 de la tarde fue cuando me mandó el último audio. Y me dijo: “Ahora me van a mover para El Paso”. “Primero Dios que todo le va a salir bien”, le dije.
Te puede interesar: ¿Quiénes son las víctimas del incendio en la estancia migratoria?
Ese día los llamados “coyotes”, lo moverían al muro fronterizo, para cruzar desde México a Estados Unidos.
Por cada migrante que se va, hay una familia que queda preocupada.
Los organismos que velan por los derechos de los migrantes aseguran que no se debe ver a estas personas como números, sino como seres humanos.
Evelyn recuerda una fatídica cifra: “Él era el número 10 en la lista de fallecidos”. Fue en las redes sociales, donde Evelyn se enteró que su esposo había muerto en el centro de detención de Juárez.
“Fue algo bien doloroso. Uno siente que el mundo se hace pedazos”
dice entre sollozos la esposa de Milton.
40 personas murieron en el incendio desatado en el centro de migrantes, siete de ellos eran salvadoreños, entre ellos Milton.
El hecho sigue causando indignación y dudas sobre el trato que se le da a las personas que emigran utilizando México como territorio obligado de paso.
Para Evelyn, luego del choque que generó la triste noticia, vino la negación y la rabia, pero cuesta que llegue la aceptación.
Se trata de un duelo que nunca termina. De un niño que crecerá sin su papá. De un migrante con nombre y apellido, que solo quería vivir en un mundo mejor.
La cancillería de El Salvador ayudó a la repatriación del cuerpo de Milton Melara.
Sus restos están enterrados en el Cantón Los Melara, ahí donde nació y creció, entre las montañas de Chalatenango.