El día de su cumpleaños número 39, Delmis Jiménez se enteró que su esposo Alis Dagoberto Santos había muerto en el incendio, del 27 de marzo de 2023, en la estación migratoria de Ciudad Juárez en Chihuahua, México.
Alis intentaba llegar a Estados Unidos para establecerse ahí con su familia. Trataba, con ese plan, de ponerlos a salvo de la violencia que se vive en su país, Honduras.
El migrante estuvo nueve años trabajando en Estados Unidos. Logró, con el dinero que mandaba, que su familia tuviera su propia casa y una buena vida. Decidió entonces que era momento de volver a Honduras con ellos.
El 31 de diciembre de 2022 regresó a su casa. Su plan era ya no irse, conseguir un trabajo en su país y quedarse con su familia, conformada por Delmis, tres hijos, una nuera y dos nietos.
“Por fin se habían acabado los años separados, la zozobra de estar esperando que llamara para decir que ya había llegado del trabajo. Todos los días me llamaba para avisarme que ya estaba en casa. Ahora por fin podíamos olvidarnos de esas llamadas, de la distancia, y de no estar juntos”
dice Delmis
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Esa noche de Año Nuevo que Alis regresó a su casa, todos brindaron por el futuro que les esperaba. Pero la inseguridad de Honduras los obligó a cambiar de planes. Una noche, tres hombres encapuchados rodearon la casa de Alis y Delmis. La familia se escondió en los rincones de la vivienda. No sabían qué querían los sujetos que los acechaban. Esperaron escondidos hasta que amaneció.
Todos se asustaron mucho y la familia decidió que era mejor irse del país. El 25 de enero de 2023 emprendieron el viaje hacia Estados Unidos. Alis no pudo estar en su casa, con los suyos, ni un mes.
En el camino sufrieron varios asaltos. Ya en México, en Chiapas, un grupo de personas los secuestró y les pidió mil 500 pesos por cada uno para liberarlos. Alis los pagó. Pero decidió que él seguiría solo el viaje. Llegaría a Estados Unidos, se pondría a trabajar y les mandaría dinero a la familia para que pagaran un guía que los llevará a salvo con él.
Delmis, hijos y nietos se quedaron entonces en Chiapas, con un hermano de ella que vivía ahí, y Alis siguió el viaje hasta Estados Unidos. Logró llegar a Ciudad Juárez, en Chihuahua, ya en la frontera con el país norteamericano, pero ahí lo detuvo personal del Instituto Nacional de Migración. De forma ilegal lo llevaron a la estación migratoria.
La noche anterior al incendio, Alis pudo hablar por teléfono con su hermana que estaba en Estados Unidos. Le dijo que las condiciones en la que lo tenía en la estación migratoria eran miserables. No le daban agua, ni comida suficiente, no podía bañarse, estaba en una celda apretujado con otras decenas de hombres.
Fue la última vez que la familia supo de él. Las siguientes noticias que tuvieron fue que estaba entre las víctimas mortales del incendio en la estación migratoria. El siniestro hizo cenizas la vida y el futuro de Alis, Delmis y su familia, quienes todavía están a la espera de que el gobierno mexicano les entregué la reparación del daño.